Te comparto un fragmento de una entrevista que hice a David Burns, Psiquiatra, profesor emérito de Stanford University, autor del best seller Sentirse Bien, del que se han vendido millones de ejemplares en el mundo. Un gran maestro que tuve la suerte de conocer y con quien tuve la suerte de formarme y visitarlo en Stanford.

^{David D. Burns a mi derecha y el Dr. Mickey Trockel a mi izquierda, psiquiatra y profesor de Stanford University, California, 2013.}

 ¿Cuál es, a tu parecer, el papel que juega la auto-aceptación en un proceso terapéutico? ¿Y cómo conseguimos llegar a aceptarnos a nosotros mismos?

La auto-aceptación y la autoestima son conceptos de gran relevancia, tanto para los profesionales de la salud mental como para el público en general. Podemos distinguir entre diferentes tipos de autoestima. El primer tipo es la autoestima condicional, que se basa en la idea de que tienes que ganarte el derecho a ser feliz o digno a través de características como la belleza o habilidades. Este concepto de autoestima condicional no es ideal, ya que implica que no eres suficientemente bueno simplemente siendo tú mismo.

Por otro lado, el siguiente nivel es la autoestima incondicional, donde decides que eres digno como ser humano simplemente por existir, sin necesidad de ganártelo a través de logros, talento, dinero o fama. Sin embargo, la autoestima incondicional también puede convertirse en una especie de trampa perfeccionista, ya que sigue siendo algo que persigues.

Mi enfoque preferido es ir un paso más allá y alcanzar la autoaceptación radical. Una vez que has desarrollado la autoestima incondicional, la desechas rápidamente y te liberas de la necesidad de ser especial o destacar. Cuando ya no tienes que ser especial, cuando tu ego desaparece, la vida se vuelve especial. La felicidad se encuentra en los momentos cotidianos, en el amor de la familia, en la belleza de la primavera y mucho más.

Este enfoque implica bajar tus expectativas hasta cero, desprendiéndote de todas tus expectativas. Es una forma radical de autoaceptación que considero clave, no solo para la felicidad personal, sino también para la intimidad. En cierto modo, se asemeja a conceptos budistas y a la idea de iluminación, donde te aceptas a ti mismo y dejas de intentar ser especial.

Este cambio fue significativo para mí, ya que solía ser muy perfeccionista, siempre buscando ser especial y castigándome a mí mismo. Ahora me va mucho mejor. Cuando desciendes tus expectativas a cero, simplificas tu vida y encuentras la felicidad en la sencillez. Este enfoque no es solo psicológico, es también un proceso espiritual, un milagro, cuando ayudamos a alguien a pasar de la desesperación a la alegría en un corto período de tiempo, como lo vemos con las nuevas técnicas terapéuticas.

En resumen, la auto-aceptación profunda y radical puede transformar no solo nuestra autoestima sino también nuestra vida y bienestar en general.